En el complejo mundo del
emprendimiento, lleno de momentos apasionantes y trámites insoportables,
hay una fase de gestación en la que todo aventurero se hace una
pregunta: “¿Dónde nos ubicamos?”. No nos referimos al
local comercial u oficina en la que, finalmente, se abrirá al público
nuestro proyecto, sino a un sitio donde sentirse acogido y apoyado hasta
el gran día de la emancipación. Los viveros de empresas o centros de incubación suelen ser la mejor respuesta.
Al principio -todo emprendedor lo sabe-
las reuniones se producen en domicilios, cafeterías, salas prestadas
puntualmente. Pero cuando la idea está ya clara y hay que trabajar, una
primera oficina, con tutores al otro lado de la pared, es clave.
En Andalucía contamos, por ejemplo, con los célebres CADE (Centros de Apoyo al Desarrollo Empresarial), que dependen de la Fundación Andalucía Emprende. Existen más de 200 en nuestra comunidad, y con la aprobación de una solicitud se accede, si se pide alojamiento y es posible, a un año de oficina con gastos pagados (luz, internet, teléfono) y a la formación y asesoramiento necesarios para crear una empresa o proyecto.
Los técnicos de los CADE dedican su
tiempo a mostrar desde cómo se estructura un plan de negocio hasta cómo
se hace una factura, pasando por las peticiones de ayudas. También
cuentan con las categorías de empresas ‘preincubadas’ (aún en gestación)
y externas, ya emancipadas, contando con sus servicios. Según sus
cifras, desde estos centros han nacido, desde 1999, más de 11.000 nuevas
empresas andaluzas.
Existen más viveros o incubadoras de empresas auspiciadas por organismos públicos, con espacios gratuitos o a precios muy reducidos. En Sevilla, por ejemplo, tenemos Creasevilla, dependiente de la Agencia de Desarrollo Integral de su ayuntamiento, donde se puede solicitar alojamiento online. La Cámara de Comercio de Jaén, al igual que la de Almería,
tiene su propio vivero, en cuya web encontramos un útil directorio de
contenidos sobre los pasos a la hora de crear una empresa. En Córdoba existe desde hace poco la incubadora Baobab, creada por el Instituto Municipal de Desarrollo Económico, y el CEEI Bahía de Cádiz ofrece
consultoría, formación, alojamiento y tutorización bajo la figura de
una fundación sin ánimo de lucro constituida por entidades públicas y
privadas. El Consorcio para el Desarrollo de la Provincia de Málaga
creó en Humilladero, con su Ayuntamiento, la Diputación de Málaga, la
Cámara de Comercio y la Junta de Andalucía, un gran vivero con el primer
año gratuito y el segundo a un precio reducido a la mitad. Y la Diputación de Granada tiene disponibles ocho centros donde alojarse en los inicios.
Y la iniciativa privada también tiene mucho que decir al respecto. Con un aura de mecenas, destaca la iniciativa de Wayra, un macro proyecto con apoyos tan importantes como los de Telefónica, Nokia o Microsoft.
En este tipo de promotores se añade también la parte fundamental de la
financiación, con inyecciones directas de capital para las startups que
lo merecen, y rondas de financiación frente a inversores interesados a
los que Wayra lleva de la mano.
Wayra en España se ubica en Madrid y Barcelona. La Fundación Banesto, por otro lado, está impulsando Yuzz, que en Andalucía ya tiene presencia en Sevilla, Málaga y Granada.
En siete meses y con una dotación relacionada con tres premios (30.000,
20.000 y 10.000 euros), los seleccionados pueden sacar adelante su idea
de base tecnológica. Este tipo de proyectos funciona más bien a modo de
concurso, en el que solo las mejores ideas, las más innovadoras,
acceden a un apoyo profesional y económico realmente extraordinario.
¿Cuáles son las ventajas de arrancar en
un centro de estas características? Además de conseguir unas
instalaciones gratis o en condiciones ventajosas, y de disponer de
asesoramiento profesional para materias en las que sólo un experto en
administración y dirección de empresas está formado, convivir en estos
particulares ‘patios de vecinos’ enriquecen las redes de contactos y propician los primeros acuerdos y contratos “inter pares”, porque un vivero de empresas es también un terreno donde se cultiva el ‘networking’.
Lo aprendido durante la estancia se convierte en una memoria aliada
para el feliz día en que se tienen en las manos las llaves de la oficina
o local en el mundo exterior.
¿Conoces más viveros de empresas? ¿Nos ayudas a ampliar la lista?
Aquí os dejamos el enlace a los demás posts de la serie “Buscando financiación para mi proyecto”:
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